Águeda:
No me he podido reír más en esta segunda clase práctica
(13-02-2012). Como primera actividad teníamos que cargar a nuestra “media
naranja”, es decir, cogerla en brazos, subirla a la espalda o de la forma que pudiéramos. Teníamos que ir
turnándonos, pero claro, cuando me tocaba cargar a mí con Miguel al ver que no
podía con él era bastante divertido, ya que no podía parar de reír por mi forma
lenta de avanzar en la actividad y también por oír a mi compañero murmurar.
Personalmente me ha encantado la siguiente actividad. En ella se tenían que
utilizar antifaces. Cuatro alumnos han
hecho uso de ellos quedándose tirados en el suelo con una colchoneta del
gimnasio (en diferentes lugares). Los demás teníamos que dividirnos e ir al
lugar donde estaban para poder tocarlos, mirarlos, sacudirlos un poco,
acariciarlos, etc. No podíamos mediar palabra. Nuestra oculta bajo el antifaz
se veía muy relajada, e incluso puedo decir que estaba disfrutando con esta
actividad, ya que su rostro lo decía todo. Luego, rápidamente la cambiamos de
lugar arrastrando la colchoneta. Pienso que debían de perder la noción del
tiempo y del lugar. Finalmente, después de tanto silencio, tuvimos que correr
rápidamente y no parar de GRITAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRR. Me desahogue una
barbaridad. Mi compañero Miguel era uno de los que llevaba el antifaz así que
me quedo con la mejor imagen que recuerdo… su salto, cara de susto y
desconcierto cuando empezamos a gritar.
Casi al final de la clase el profesor nos volvió a encargar
otra consigna, la cual trataba de hacer un ejercicio de simultaneidad con
nuestra pareja. Teníamos que continuar con la “coreografía” del pasado día,
pero tenía que ser diferente. Esta vez teníamos que hacer un ejercicio de
simultaneidad. Conseguimos el objetivo deseado, aunque al intentar hacer toda
la coreografía (del pasado día) tuvimos un problemilla… no nos acordábamos de
como la hicimos, y la verdad es que estuvimos 15 minutos intentando recordarla
y practicándola. Al final, lo dejamos para el próximo día. Creo que
necesitábamos un poco de tranquilidad, ya que veíamos que no conseguíamos
nuestro objetivo.
Como la parte anterior la ha escrito Águeda, me gustaría añadir algunas sensaciones que yo he tenido, ya que algunas de las actividades yo las he visto desde otra perspectiva. Por lo que se refiere a la actividad de confianza de dejarnos caer hacia atrás, no es tan fácil como parece, como bien pudimos comprobar yo y mi compañera, la confianza no es un aspecto que se gana de la noche al día. Debemos ir conociendo las capacidades y limitaciones de nuestro compañero. Pero poco a poco, tanto yo como mi pareja y el resto de compañeros nos íbamos soltando y confiando más en nuestro apoyo.
Por lo que hace referencia a la actividad de los antifaces, me ofrecí voluntario junto a 3 alumnos más, y Águeda fue junto al resto de la clase. El profesor nos comento que nos fiásemos que no iba a pasar nada malo. Nos tumbamos en un lugar al azar del gimnasio, y nos pusimos sobre una colchoneta con el antifaz puesto. La sensación de no ver nada era desconcertante ya que en ningún momento vimos donde se fueron el resto de compañeros. En el gimnasio existía un silencio espectral, incluso puedo decir que daba hasta miedo, ya que no veías ni oías nada. Era una sensación peculiar, poco a poco se fueron oyendo pasos cada vez más cercanos, y la sensación ahora es que algo iba a suceder. Poco a poco se notaba la proximidad de la gente y el contacto en las diferentes partes corporales. Finalmente fui trasportado por ellos a otra zona del gimnasio. Tras este trasporte, con sus respectivos giros y cambios de orientación, quede un poco desorientado, y finalmente todos gritaron y nos despertaron de esta especie de sueño. Sinceramente en esta actividad he podido experimentar un gran cumulo de sensaciones de lo más variables, pero en su conjunto agradables. Para nada me arrepiento de realizar esta actividad.
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